Somos la mayoría de los habitantes del medio rural. a pesar de los intento de modernizar a las grandes ciudades , nuestros padres, muestras mujeres, nuestros hermanos, nuestros hijos, aun permanecen en redes del hambre y la pobreza . Somos venezolanos de segunda categoría y a quienes se nos utiliza como instrumentos políticos para que los oportunistas y ambicioso de siempre acaparen los cargos burocráticos de importancia en nombre de los derechos humanos, de la libertad, de la justicia social, de la democracia participativa y ahora de manera mucho mas reciente en nombre del socialismo. Palabras estas que ya nos resultan muy familiares debido a su uso permanente y casi a diario, pero que están muy lejos de haberse convertido en realidad.
A los pobres del campo nos se nos toma en cuenta ni aun para tomar decisiones en nuestro propio nombre. Vemos con asombro y con indignación que la mayoría de los fondos públicos en manos de los funcionarios del estado se continúan gastando en garantizarle a las clases acomodadas de las ciudades un mayor confort y mayores privilegios, que se gastan en obras inútiles y de mala calidad y que permiten y facilitan las practicas del enriquecimiento personal y de la corrupción. Pareciera que para los pobres del campo no existieran intenciones de ayudarlos a superar nuestro eterno estado de pobreza. Ayer en el pasado reciente nuestros antepasado, los descamisados y peones de las haciendas integraron la fila del ejercito patriota comandada por simón Bolívar, recibiendo como compensación por los servicios prestado a la causa republicana un pedazo de tierra que debido a la ausencia de crédito y de asistencia técnica llevaron a la postre a los que generales y altos militares patriotas nos despojaran de dichas tierras, lanzándonos de hecho al mundo de la pobreza y la incertidumbre. Dichos jefes militares contrajeron matrimonio con hijas de terratenientes y de grandes comerciantes pasando a formar parte automáticamente de la clase rica del país. De manera que la gesta de la independencia fue aprovechada por los nuevos apóstoles de la burguesía. Este tipo de hecho han constituido una constante histórica en nuestra vida republicana, el pueblo, es decir los de abajo, siempre nos hemos sacrificado y hemos puesto los muertos mientras que una elite de oportunistas y de vividores han terminado aprovechándose de los espacios del poder. Así las cosas a los pobres del campo solo nos quedo el meritó histórico de haber vertido en los campos de batalla nuestra sangre, nuestras vidas, nuestros sacrificios y en haber llevado el poder político a una nueva oligarquía. Para quienes nosotros y nuestros hijos solo representamos a una población inculta o quizás a unos animales de cagar.
Históricamente la burguesía o su representante en el aparato de estado se han aprovechado de nuestra ignorancia, de nuestra desunión, de nuestra ingenuidad para mantenernos en el estado actual de postración y de marginalidad en que nos encontrarnos.
Esta gente ha sabido captar a elementos destacados de nuestras propias filas para convertirlo en agentes suyos y mantenernos desunidos, dispersos y domesticados.
A pesar de que con mucha fluidez se nos viene hablando de la siembra del petróleo, nuestra actividad agrícola aun continua siendo marginal de bajísimo rendimiento y reproductora de la miseria material.
Nuestros hogares son insalubres, nuestra familias habitan hacinadas entre si, carecemos de agua potable, de servicios médicos eficientes y de una educación de calidad.
Al hecho de terne que vivir prisioneros del hambre y de la explotación económica ahora se nos allanen las viles practicas de las drogas, del aguardiente y del individualismo exacerbado.
No resulta mera casualidad que los alimentos que ahora consumimos en el medio rural provengan desde las áreas capitalistas urbanas. Desde la aparición comercial del petróleo 1917 el campo venezolano no solamente se despobló engendrando en las ciudades poderosos cinturones de miseria, donde compite entre si el delito la pobreza el hacinamiento y la vileza sistemática. Consecuencia de todo ellos es que el campo venezolano a tenido que asumir una terrible descapitalización y la ruina de cientos de miles de pequeños y medianos propietario. En su parte contraria grupos económicos muy poderosos interconectado al aparato del estado acaparan descaradamente nuestras divisas petroleras anulando así la capacidad productora del campo y dicho sea de paso convirtiéndonos en contundentes consumidores de productos importados desde el extranjero.
Resulta inexplicable que la revolución bolivariana después de doce año de liderazgo político, lejos de atenuar la tendencias a la importación por el contrario las allá reforzado hasta lo indecible, esto quiere decir que la denominada soberanía alimentaría así como la supuesto desarrollo endógeno todavía continua siendo una vulgar promesa.
A los pobres del campo se nos intenta levantar la moral de lucha predicándonos constantemente el ejemplo heroico de la figura guerrillera de Ezequiel Zamora.
Por ironía de la historia Ezequiel Zamora levanto las banderas de:” tierras y Hombres Libres”…..” Horror a la oligarquía “…en tanto que ahora la oligarquía terrateniente venezolana lejos de sentirse aterrada ante la llamada Zamorano se regocijan y se siente reconfortados antes las descaradas propuesta del Estado de compra venta de tierras ociosas .
“A estas expropiaciones los terratenientes han respondido de manera, solicita por que de hecho han pasado de ser ladrones de tierras a empresarios capitalistas modernos y como si todo esto no resultara suficiente nos encontramos con la circunstancia de que muchos exministros, gobernadores y alcaldes bolivarianos perteneces ahora a la clase de los nuevos ricos. La burocracia de Estado pretende comprarnos a través de la entrega de una bolsa de comida, de una beca, de un empleo o del amendramiento
Lo dicho anteriormente nos lleva a repensar y a replantearnos el que hacer ante las dificultades presentes.
Nosotros los comuneros hacemos llegar a los pobres del campo y de la ciudad nuestro mensaje de inconformidad y nuestra resolución de no dar ni un paso atrás.
A propósito de todo lo dicho formulamos ante los pobres de Venezuela la siguiente propuesta:
1.- debemos renunciar al miedo que tradicionalmente se nos ha inculcado desde el lado dominante.
2.- debemos renunciar a la falsa creencia que la pobreza que nos asota es obra de nuestro destino y que por ellos estamos condenado hacer pobre toda la vida
3.- debemos renunciar a la falsa idea que nuestro lideres deben provenir de la cuidad, las universidades, de los cuarteles y de los partidos de gobiernos.
4.- debemos renunciar a la falsa creencia de que el socialismo nos quitara las tierras, nos quitara la nuestras mujeres y nuestros i hijos.
5.- debemos desechar la idea reaccionaría y estupida de que crear un consejo comunal tiene como propósito de conseguir una bodega de Mercal, un modesto tractor, un pequeño ambulatorio, una escuelita, un pequeño crédito para no morirnos de hambre.
6.- no debemos confiarnos en la ideas burocrática de con designar a un ministro de procedencia indígena, un ministro para la seguridad ciudadana, un ministro para la juventud, un ministro para los pobres del campo los problemas de estos sectores terminaran siendo resueltos
7.-no debemos aceptar la tesis de que con un pedazo de ocumo, un pedazo de auyama, una harina pan, una ración de espagueti nuestros hijos estarán bien alimentados.
Todas las consideraciones anteriores debemos rechazarlas. De modo que a los pobres del campo nos corresponde por mandato histórico.
1.- asumir la conciencia de que somos una clase social definida con perfil propio que a igual que los obreros de la ciudad somos inmisiricordemente explotados, marginados y despreciados por el capitalismo.
2.- que estamos obligado a empezar a construir nuestra propia liga de los pobres del campo, nuestro consejos comunales , nuestras comunas agrarias con sentido de pertenecía , con sentido de autonomía política , con miras a trazarnos como objetivo al lado de todos los explotados de Venezuela la liquidación definitiva de los latifundios sin compensación a alguna , trabajar sin desmayo por alcanzar las transformaciones agrarias mediante el uso de las ciencia y las tecnologías apropiadas, revidincar las empresas de producción social, las cooperativas y las comunas agroindustriales. Instalar en el medio rural las universidades y centros de tecnologías productoras.
Eliminar los institutos crediticios en manos de burócratas perversos alejados de los centros de producción y transferirlo a las áreas donde tiene lugar el proceso productivo social.
Crear, organizar y fortalecer la milicia popular de contenido revolucionario y socialista no supeditada a los cuartes. Milicias autónomas con perfil propio integradas y nacidas en la propia población, solidas garantía de las transformaciones agrarias, legítimos medios de defensa ante las agresiones de los terratenientes y del sicariato así como granita real de que ante una acreción extranjera habrá una respuesta apropiada por parte del pueblo en armas.
En resumidas tenemos que llevar la revolución socialista al campo. Unir a los pobres del campo con la clase obrera urbana, llevar estas ideas y estas propuestas a los cuarteles, a las organizaciones populares que hacen vida en los barrios. Para sacudir a derrotar la conciencia tecnocratica que allí desde hace cientos, miles de años a inoculado a la sociedad burguesa. Todo lo dicho hasta aquí debe estar reflejado en un programa de los de abajo construido y defendido por los de abajo, construido y defendido sin temores.
Saquemos el retrato del Che Guevara de Américo Silva , de Argimiro Gabaldon , de Fabricio Ojeda , de Juan Chacón, Lanza de Jesús Márquez Finol, Hugo Guzmán Jaramillo, de Guerra y Millán y de Cientos y cientos de miles de luchadores que quedaron sembrados en el camino, de las inclemente frialdad de las oficinas y convirtámoslo en cantos de luchas de victoria por el socialismo.
TODO EL PODER PARA EL PUEBLO
NO HAY TENMINOS MEDIOS
Carlos Betancourt
Julio 2011
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