02/03/11.- Este miércoles, a partir de las 10 de la mañana, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela celebrará una Sesión Especial con motivo de conmemorarse, este 2 de marzo, el Bicentenario de la Instalación del Primer Congreso Constituyente, Supremo Congreso que meses más tarde declaró la Independencia de Venezuela.
Durante la sesión ordinaria del pasado jueves 24 de febrero, el presidente del Poder Legislativo Nacional, diputado Luis Fernando Soto Rojas, informó que el Orador de Orden para esta Sesión Especial, que se realizará en la esquina El Conde, será el poeta Gustavo Pereira, creador del Preámbulo de la actual Constitución Nacional.
El bloque parlamentario de oposición, en esa oportunidad, manifestó estar de acuerdo con la designación de Pereira. No obstante, se desconoce si asistirán o no a este acto conmemorativo de la primera sesión inaugural que instaló hace 200 años el Supremo Congreso de Venezuela en la casa del Conde de San Javier, lugar conocido hoy como la esquina El Conde.
Un poco de historia
A esa sesión inaugural del 2 de marzo de 1811 concurrieron 30 de los 43 diputados electos. El Congreso estaba presidido por Felipe Fermín Paúl e integrado por cuarenta y dos diputados, entre quienes figuraron: Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, Martín Tovar Ponte, Francisco Javier Ustáriz, Fernando del Toro, Ignacio Fernández Peña, Manuel Palacio Fajardo y Ramón Ignacio Méndez.
Ese primer Congreso Constituyente se caracterizaba por dos facciones en pugna: los separatistas y los fidelistas (fieles a Fernando VII). Los separatistas eran decididos partidarios de la independencia de Venezuela (como Francisco de Miranda), mientras que los fidelistas seguían reconociendo al Consejo de Regencia y siendo fieles a Fernando VII de España. Entre ambos bandos había un buen número de indecisos.
Después de instalado, el Congreso reorganizó el gobierno provisional que se asentaría. El Ejecutivo designó un triunvirato, donde los miembros: Cristóbal Mendoza, Juan de Escalona y Baltazar Padrón, se turnaban la Presidencia semanalmente.
También se ordenó la creación de una Alta Corte de Justicia que tuteló Francisco Espejo. Igualmente, se reorganizó el Tribunal de Apelaciones; éste a su vez creó una Junta de Arbitrio que se encargó del manejo de las rentas del Estado. Se conformó, también, un Tribunal de Municipalidades.
El Supremo Congreso de Venezuela efectuó sus labores hasta el 4 de abril de 1812. En la Gaceta de Caracas del martes 5 de marzo de 1811, quedó relatada la sesión de instalación, como se presenta el resumen a continuación:
“El día 2 de marzo ha sido el que ha sancionado irrevocablemente los destinos de Venezuela. Bajo los auspicios de la paz, de la unanimidad de sentimientos y de la tranquilidad pública se han instalado las primeras Cortes que ha visto la América; más libres, más legítimas y más populares, que las que se han fraguado en el otro hemisferio para alucinar, y seguir encadenando la América”.
El primer Congreso Constituyente contó con los diputados: Salvador Delgado (Nirgua), José Vicente Unda (Guanare), Francisco Xavier Ustáriz (San Sebastián), Martín Tovar Ponte, Felipe F. Paúl, Lino de Clemente (Caracas), Fernando Toro, Nicolás Castro, Gabriel Ponte, Isidoro A. López Méndez, Luis José Rivas Tovar, Juan G. Roscio (Calabozo), Ignacio Fernández (Barinas) Ramón Ignacio Méndez (Guasdualito), Juan Nepomuceno Quintana (Achaguas), Luis José Casorla (Valencia), Fernando Peñalver, Manuel Moreno Mendoza, José Gabriel de Alcalá (Cumaná), Manuel Plácido Maneiro (Margarita), Domingo Alvarado (Barquisimeto), José Ángel Álamo, Francisco Hernández (San Carlos).
En la iglesia esperaba el Prelado Pontifical al Congreso y cuatro canónigos dieron en la puerta el agua bendita al Presidente. El Prelado celebró el Pontifical y, después del Evangelio, dijeron los heraldos en alta voz: Diputados, a jurar.
Inmediatamente leyó el canciller en alta voz el siguiente juramento dirigiéndose al Congreso:
“¿Juráis a Dios por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la patria conservar y defender sus derechos y los del Señor Don Fernando VII, sin la menor relación, o influjo con la Francia; independientes de toda forma de Gobierno de la Península de España; y sin otra representación que la que reside en el Congreso general de Venezuela: oponeros a toda otra dominación que pretenda ejercer Soberanía en estos países, o impedir su absoluta y legítima independencia, cuando la confederación de sus Provincias la juzgue conveniente: mantener pura, ilesa, e inviolable nuestra Sagrada Religión, y defender el Misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María Nuestra Señora: promover directa o indirectamente los intereses generales de la confederación de que sois parte, y los particulares del distrito que os ha constituido: respetar y obedecer las leyes y disposiciones que este Congreso sanciones… y cumplir fiel y exactamente los deberes de la diputación que vais a ejercer?
“¿Juráis a Dios por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la patria conservar y defender sus derechos y los del Señor Don Fernando VII, sin la menor relación, o influjo con la Francia; independientes de toda forma de Gobierno de la Península de España; y sin otra representación que la que reside en el Congreso general de Venezuela: oponeros a toda otra dominación que pretenda ejercer Soberanía en estos países, o impedir su absoluta y legítima independencia, cuando la confederación de sus Provincias la juzgue conveniente: mantener pura, ilesa, e inviolable nuestra Sagrada Religión, y defender el Misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María Nuestra Señora: promover directa o indirectamente los intereses generales de la confederación de que sois parte, y los particulares del distrito que os ha constituido: respetar y obedecer las leyes y disposiciones que este Congreso sanciones… y cumplir fiel y exactamente los deberes de la diputación que vais a ejercer?
Respondieron todos los diputados: sí, juramos. El canciller dijo entonces: Si así lo hiciéreis, Dios os ayude, y si no os lo demande en esta vida y en la otra”.
Para que la fuerza armada no estuviese ni un momento fuera de la autoridad soberana…, el comandante general y gobernador militar D, Juan Pablo de Ayala, la instó a prestar, después que hubieran tocado de dos en dos los diputados el Libro de los Evangelios, el siguiente juramento:
“¿Juráis a Dios, y dais vuestra palabra de honor al Congreso de Venezuela de no reconocer estas Provincias otra Soberanía que la suya, como representante legítimo e inmediato de la del Señor Don Fernando VII: obedecer y hacer respetar las leyes que él sancione y haga promulgar: no usar de la fuerza que por él se os ha confiado, sino del modo que se os indique por el poder ejecutivo al que estáis subordinado: y defender el Misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen Nuestra Señora?
Respondió: sí, juro, y el Canciller añadió entonces: Si así lo hiciéreis, Dios os ayude, y si no os lo demande en esta vida y en la otra”.
Concluido el juramento dijeron los heraldos en alta voz al pueblo: “Venezuela ha instalado ya por la gracia de Dios el cuerpo Conservador de sus derechos y los del Señor Don Fernando VII”.
Primera Carta Magna
Después de declarar la Independencia de Venezuela el 5 de julio, el Congreso dedicó la mayor parte de sus sesiones a discutir la primera Constitución, que fue promulgada el 21 de diciembre de ese mismo año. Aunque duró muy poco, ésta fue la primera Constitución Política de Venezuela y de Hispanoamérica.
Primera Carta Magna
Después de declarar la Independencia de Venezuela el 5 de julio, el Congreso dedicó la mayor parte de sus sesiones a discutir la primera Constitución, que fue promulgada el 21 de diciembre de ese mismo año. Aunque duró muy poco, ésta fue la primera Constitución Política de Venezuela y de Hispanoamérica.
Esta Carta Magna estuvo influenciada por la Constitución de Estados Unidos y tuvo carácter federalista. Uno de sus artículos más polémicos excluye del derecho de sufragio a “los que no tengan la propiedad que establece la Constitución”, por lo cual muchos consideraron que la naciente República sólo favorecía a la clase propietaria, la élite criolla. Esto acrecentó la oposición a los “mantuanos” independentistas, y fue muy bien aprovechado por los realistas para incrementar sus fuerzas.
El 15 de febrero de 1812, el Congreso suspendió sus sesiones y acordó trasladarse a Valencia, designándola Ciudad Federal el 1 de marzo de ese mismo año cuando reanudó sus sesiones. El 6 de abril de 1812 celebró su última sesión en Valencia.
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