Para el presbítero Jesús Romero el católico debe tener conciencia plena que Jesucristo nos salvó, pero además seguir reencontrándose con el Señor.(Foto/Jorge Castellanos) |
40 días de reflexión, arrepentimiento, oración y compartir se inician hoy miércoles de ceniza con la Cuaresma, en el marco del Año de la Fe. Tiempo que no solo invita a preparar el espíritu para el encuentro con el Señor durante la Semana Mayor, sino además a renovar la fe en todo el mundo con el llamado que hace Dios a asumir el compromiso dentro de la iglesia.
Para el Papa Benedicto XVI la celebración de la Cuaresma en el Año de la Fe “ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás”.
Explicó Jesús Miguel Romero, vicario de la parroquia El Sagrario Catedral, que esa invitación que hace el Papa para que se renueve la fe significa que como católico se debe adquirir el compromiso dentro de la iglesia. “Es el servicio que debo prestar o la misión que debo realizar. Ese compromiso lo adquirimos desde bautizados. Todos estamos llamados a ser misioneros y ayudarnos los unos a los otros”.
De manera que el inicio de la Cuaresma es un tiempo de preparación que invita a la oración y a la caridad, y se da con el miércoles de ceniza como apertura de los 40 días que el Señor pasó en el desierto movido por el Espíritu Santo.
—Si el Señor pasó 40 días en el desierto viviendo de la oración y el ayuno, nos invita también a prepararnos durante estos 40 días, a tener espíritu de sacrificio para recibir los Sacramentos de la Reconciliación. Es un reflexionar de nuestra vida, un retirarnos para ver qué estamos haciendo, si estaremos actuando bien o no. Es prepararnos para la Pasión y Muerte de nuestro señor Jesucristo—.
La iglesia presenta el miércoles de ceniza y el viernes santo como días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne, como un modo de pedirle perdón al Señor por las faltas cometidas.
—La abstinencia nos debe llevar a otros sacrificios, porque a nosotros nos cuesta sacrificarnos. Es prescindir de algo que me gusta y que no puedo pasar el día sin eso, por ejemplo ver televisión o estar sin el teléfono. El sacrificio es fundamental para el cambio en nuestras vidas y para encontrarnos con el Señor. Si todo ser humano reflexionara sobre su vida y le pidiera perdón a Dios, todo cambiaría—.
La ceniza en búsqueda de la conversión
De acuerdo con el presbítero Romero, la imposición de la ceniza se encuentra en el Antiguo Testamento. Desde allí la iglesia parte y sigue adelante tomando fragmentos de la palabra de Dios, recordando que en el Nuevo Testamento Jesús habla siempre de la oración y en muchos pasajes bíblicos habla de su paso por el desierto hasta la entrada triunfal el Domingo de Ramos.
—Jesús se prepara para ese gran acontecimiento, su crucifixión, misión para la cual había venido: dar la vida a los hombres. Debemos retribuirle y darle gracias por querer salvarnos y por esos momentos que la iglesia preparara para buscar nuestra propia conversión. El miércoles de ceniza nos invita a convertirnos y cambiar de vida para encontrarnos definitivamente con la gracia de Dios—.
Acotó que las palabras “eres polvo y en polvo se convertirás” -que expresa el sacerdote al imponer la ceniza- recuerdan que se debe dejar todo lo que hay en la tierra, porque hemos venido de la tierra y a la tierra volveremos.
—No debemos apegarnos a las cosas materiales, sino buscar las cosas espirituales porque algún día debemos dejar este mundo y partir hacia la casa eterna del Padre. Lo que debemos buscar son buenas obras en tiempo de Cuaresma, obras de misericordia para ayudar al más necesitado. El compartir se refleja con la caridad hacia aquellas personas que más necesitan—.
La ceniza que se emplea durante hoy miércoles se obtiene quemando las palmas benditas del año anterior durante el Domingo de Ramos, como signo de la caducidad de la condición humana, como signo penitencial y como signo de conversión, característico en tiempo cuaresmal.
Mariana Contreras
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